martes, 28 de noviembre de 2006

Mythologia 2: Eco y Narciso

...Eco merece una disgresión. Su alegría y parlachinería cautivaron a Júpiter; sorprendidos en adulterio por Juno, castigóla ésta a que jamás podría hablar por completo; su boca no pronunciaría sino las últimas sílabas de aquello que quisiera expresar.

Pues bien, viendo Eco a Narciso quedó enamorada de él y le fue siguiendo, pero sin que él se diera cuenta. Al fin decide acercársele y exponerle con ardiente palabrería su pasión. Pero.. ¿Cómo podrá si las palabras le faltan? Por fortuna, la ocasión le fue propicia. Encontrándose solo el mancebo, desea darse cuenta de por dónde pueden caminar sus acompañantes y grita: "¿Quién está aquí?" Eco repite las últimas palabras "... está aquí". Maravillado queda Narciso de esta voz dulcísima de quien no ve. Vuelve a gritar: "¿por qué me huyes?" Eco repite: "... me huyes". Y Narciso: "¡juntémonos!" Y Eco: "...juntémonos". Por fin se encuentran. Eco abraza al ya desilusionado mancebo. Y éste dice terriblemente frío: " No pensarás que yo te amo..." Y Eco repite, acongojada: "...yo te amo". "¡ Permitan los dioses soberanos -grita él- que antes la muerte me deshaga que tú goces de mí!"

Huyó, implacable, Narciso. Y la ninfa así menospreciada, se refugió en lo más solitario de los bosques. La consumía su terrible pasión. Deliraba. Se enfurecía. Y pensó: "¡ojalá cuando él ame como yo amo, se desespere como me desespero yo!"


Némesis, diosa de la venganza -y a veces de la justicia- escuchó su ruego. En un valle encantador había una fuente de agua extremadamente clara, que jamás había sido enturbiada ni por el cieno ni por los hocicos de los ganados. A esa fuente llegó Narciso, y habiéndose tumbado en el césped para beber, Cupido le clavó, por la espalda, su flecha... Lo primero que vio Narciso fue su propia imagen, reflejada en el propio cristal. Insensatamente creyó que aquel rostro hermosísimo que contemplaba era de un ser real , ajeno a sí mismo. Sí, él estaba enamorado de aquellos ojos que relucían como luceros, de aquellos cabellos dignos de Apolo. El objeto de su amor era... él mismo. ¡ Y deseaba poseerse! Pareció enloquecer... ¡No encontraba boca para besar! Como una voz en su interior le reprochó: "¡insensato!" "¿cómo te has enamorado de un vano fantasma? Tu pasión es una quimera, retírate de esa fuente y verás como la imagen desaparece. Y, sin embargo, contigo está, contigo ha venido, se va contigo... ¡y no la poseerás jamás!."

Alzó los brazos al cielo Narciso. Llorando. Tiróse los cabellos. Y gritó, blasfemo así: "Decidme selvas, vosotras que habéis sido testigo de tantos idilios apasionados... ¿por qué el amor es tan cruel para mí? Hace siglos que existís; decidme ¿visteis nunca un amor obligado a sufrir designios más rudos? Yo veo al objeto de mi pasión y no le puedo encontrar. No me separan de él ni los mares enormes, ni los senderos inaccesibles, ni las montañas, ni los bosques. El agua de una fontana me lo presenta consumido del mismo deseo que a mí me consume. ¡Oh pasión mía! ¡quienquiera que seáis, aproximaos a mí como a vos me aproximo! ¡Ni mi juventud ni mi belleza son causas para vuestro temor! Yo desdeñe el amor de todas las ninfas... No tengáis para mí el mismo desdén. Pero ¿ si me amáis, por qué os sirvo de burla? Os tiendo mis brazos y me tendéis los vuestros. Os acerco mi boca y vuestros labios se me ofrecen. ¿Por qué permanecer más tiempo en el error? Debe ser mi propia imagen la que me engaña. Me amo a mí mismo. Atizo el mismo fuego que me devora. ¿Qué será mejor: pedir o que me pidan? ¡ Desdichado de mí que no puedo separarme de mí mismo! A mí me pueden amar otros, pero yo no me puedo amar...¡Ay! El dolor comienza a desanimarme. Mis fuerzas disminuyen. Voy a morir en la flor de la edad. Mas no ha de aterrarme la muerte liberadora de todos mis tormentos. Moriría triste si hubiera de sobrevivirme el objeto de mi pasión. Pero bien entiendo que vamos a perder dos almas una sola vida."


Dicho esto, tornó Narciso a contemplarse en la misma fuente. Y lloró, ebrio de pasión, ante su propia imagen. Volvió a traslucir frases entrecortadas... ¿Quién? ¿Narciso? ¿Su imagen llorosa? "¿por qué me huyes? Espérame, eres la única persona a quien yo adoro. El placer de verte es el único que queda a tu desventurado amante."

Poco a poco Narciso fue tomando los colores finísimos de esas manzanas, coloradas por un lado, blanquecinas y doradas por el otro. El ardor le consumía poco a poco. La metamorfosis duró escasos minutos. Al cabo de ellos, de Narciso no quedaba sino una rosa hermosísima, al borde de las aguas, que se seguía contemplando en el espejo sutilísimo.

Todavía se cuenta que Narciso, antes de quedar transformado pudo exclamar: "¡Objeto vanamente amado...adiós...!" Y Eco: "... adiós" cayendo enseguida en el césped rota de amor. Las náyades, sus hermanas, le lloraron amargamente meneándose las doradas cabelleras. Las dríadas dejaron romperse en el aire sus lamentaciones. Pues bien: a los llantos y a las lamentaciones contestaba Eco... cuyo cuerpo no se pudo encontrar. Y, sin embargo, por montes y valles, en todas las partes del mundo, aún responde Eco a las últimas sílabas de toda la patética voz humana.

domingo, 26 de noviembre de 2006

Basado en hechos reales

Y pasaron seis años...

Ahora él vive en una bonita casa en el campo rodeada de verdes praderas junto con su mujer y su hermosa flor, su hija de un año.
En cuanto a ella... la relación con su pareja no duró mucho, pasados unos meses él se decantó por su mujer dejando a ella sóla y dolida; aunque dicen que la relación con su mujer era insalvable y pasados dos años acabaron divorciándose.
Actualmente ella sigue sóla, no pudo conseguir la familia que había deseado, pero a pesar de todo ella es feliz, rige su propia biblioteca, sigue disfrutando de la vida y riéndose con sus amigos... quién sabe que más podrá deparar el futuro. . .

sábado, 25 de noviembre de 2006

La crisis del cuarto de vida

Solo quería pegar un mail que me acaba de llegar.

Le llaman la "crisis del cuarto de vida". Te empiezas a sentir inseguro y te preguntas dónde estarás en un año o dos, pero luego te asustas al darte cuenta que apenas sabes donde estás ahora. Te empiezas a dar cuenta que hay un montón de cosas sobre ti mismo de las que no sabías y que quizás no te gusten. Te empiezas a dar cuenta que tu círculo de amigos es más pequeño que hace unos años atrás... Te das cuenta que cada vez es más difícil ver a tus amigos y coordinar horarios... por diferentes cuestiones: trabajo, estudio, pareja, etc... y cada vez disfrutas más de esa cervecita que sirve como excusa para charlar un rato. Las multitudes ya no son "tan divertidas"... hasta a veces te incomodan. Y extrañas la comodidad de la escuela, de los grupos, de socializar con la misma gente de forma constante.
Pero te empiezas a dar cuenta que mientras algunos eran verdaderos amigos, otros no eran tan especiales después de todo. Te mpiezas a dar cuenta que algunas personas son egoístas y que alo mejor, esos amigos que creías cercanos no son exactamente las mejores personas que has conocido y que la gente con las que has perdido contacto resultan ser amigos de los mas importantes para ti. Ríes con más ganas, pero lloras con menos lágrimas, y con más dolor. Te rompen el corazón y te preguntas como esa persona que amaste tanto te pudo hacer tanto mal. O quizás te acuestes por las noches y te preguntes por qué no puedes conocer a alguien lo suficientemente interesante como para querer conocerlo mejor. Y pareciera como si todos los que conoces ya llevan años de novios y lgunos empiezan a casarse. Quizás tú también amas realmente a alguien, pero simplemente no estás seguro si te sientes preparado para comprometerte por el resto de tu vida.
Atraviesas por las mismas emociones y preguntas una y otra vez, y hablas con tus amigos sobre los mismos temas porque no terminas de tomar una decisión. Los ligues y las citas de una noche te empiezan a parecer baratos y emborracharte y actuar como un idiota empieza a parecerte verdaderamente estúpido. Salir tres veces por fin de semana resulta agotador y significa mucho dinero para tu pequeño sueldo. Miras tu trabajo y quizás no estés ni un poco cerca de lo que pensabas que estarías haciendo. O quizás estés buscando algún trabajo y piensas que tienes que comenzar desde abajo y te da un poco de miedo. Tratas día a día de empezar a entenderte a ti mismo, sobre lo que quieres y lo que no. Tus opiniones se vuelven más fuertes.
Ves lo que los demás están haciendo y te encuentras a ti mismo juzgando un poco más de lo usual porque de repente tienes ciertos lazos en tu vida y adicionas cosas a tu lista de lo que es aceptable y de lo que no lo es. A veces te sientes genial e invencible y otras... solo, con miedo y confundido.
De repente tratas de aferrarte al pasado, pero te das cuenta que el pasado cada vez se aleja más y que no hay otra opción que seguir avanzando. Te preocupas por el futuro, préstamos, dinero... y por hacer una vida para ti. Y mientras ganar la carrera seria grandioso, ahora tan solo quisieras estar compitiendo en ella. Lo que puede que no te des cuenta es que todos los que estamos leyendo esto nos identificamos con ello.
Todos nosotros tenemos "veintitantos" y nos gustaría volver a los 17-18 algunas veces. Parece ser un lugar inestable, un camino en tránsito, un desbarajuste en la cabeza... pero TODOS dicen que es la mejor época de nuestras vidas y no tenemos que desaprovecharla por culpa de nuestros miedos... Dicen que estos tiempos son los cimientos de nuestro futuro.
Parece que fue ayer que teníamos 18... ¿¡Entonces mañana tendremos30! ? ¿¿¿¡¡¡Así de rápido!!!??? HAGAMOS VALER NUESTRO TIEMPO... ¡QUE NO SE NOS PASE! La vida no se mide por las veces que respiras, sino por aquellos momentos que te dejan sin aliento...

miércoles, 22 de noviembre de 2006

Oye mi amor

No sabes cómo te deseo
No sabes cómo te he soñado
Si tú supieras que me muero
Por tu amor y por tus labios
Si tú supieras que soy sincero
Y yo soy derecho y no me rajo
Si tú supieras lo que te quiero,
Podría darte todo hasta mis ojos
Pero tú ya tienes otro,
Un tipo frío y aburrido,
Un tonto que es un reprimido
Eso no te pega a ti,
No te va

Oye mi amor
No me digas que no
Y vamos juntando las almas
Oye mi amor
No me digas que no
Y vamos juntando los cuerpos

Conmigo tú alucinarías, cómo no
Contigo yo hasta el fin del mundo
Contigo yo me perdería
Contigo yo quiero todo
Y nada a medias
Pero tú ya tienes otro,
Un tipo frío y aburrido
Un tonto que es un reprimido
Eso no te pega a ti,
No te va

Oye mi amor - Maná

http://www.goear.com/listen.php?v=69dc6a3



martes, 21 de noviembre de 2006

Mythologia 1: Más allá de la muerte

El Hades, antiguo inframundo griego, morada de los muertos, lugar donde las almas de éstos eran guiadas por el Dios mensajero Hermes para ser juzgadas y conocer su destino final.
Los fallecidos entraban al inframundo cruzando el río Aqueronte, porteados por Caronte, quien cobraba por el pasaje un óbolo, pequeña moneda que ponían bajo la lengua del difunto sus piadosos familiares. Los indigentes y los que no tenían amigos ni familias se reunían para siempre en la orilla cercana. Los espíritus guiados por Caronte llegaban entonces al otro lado del caudal, hasta las puertas del Hades, vigiladas por un horrible y gigantesco perro humanoide de tres cabezas y con cola de serpiente, Cerbero. Más allá de Cerbero, las sombras de los difuntos entraban en la tierra de los muertos para ser juzgadas.



Allí un tribunal formado por 3 jueces, Minos, Radamantis y Éaco, elegidos por su gran sabiduría y por la vida ejemplar que habían llevado, sometía a los espíritus recién llegados a un juicio de los actos que habían realizado en vida.
Según el veredicto de este juicio, los espíritus seguían uno de los siguientes tres caminos o senderos.
Si no eran juzgados ni como bondadosos ni como malvados, las almas eran enviadas de nuevo por el ramal principal del Estigia hasta los Campos de Asfódelos, el lugar más frecuentado, porque pocos lograban convencer a los jueces de que tenían derecho a trato distinto. La gran mayoría de las almas, pálidos reflejos de los vivos que fueron, se quedaban eternamente en esta zona intermedia. Muchos permanecían en aquel triste lugar donde la noche y el día no eran más que un eterno crepúsculo. Los condenados se pasaban la eternidad dando vueltas sin objeto.
Si habían sido considerados malvados, los espíritus eran enviados a la región del Tártaro, lugar de tormento y sufrimiento eternos.
Si en el juicio habían sido considerados como bondadosos, entonces eran enviados a los Campos Elíseos, un tranquilo y apacible lugar donde los espíritus vivían en felicidad.

lunes, 20 de noviembre de 2006

Ecos de una vida

- una MADRE
- una hermana
- un padre mayor que Einstein
- "un hermano"
- Cáceres
- saltar de roca en roca por la garganta
- las Elenas
- el Twingo
- Madrid, Moratalaz, Pavones, Mi casa
- una sevillana
- Paul Slight
- los recreativos del Tejar
- un sueño
- partidos de ping-pong
- bailes con cuatro flechas
- los dibujos de mi infancia
- los dibujos de mi actual infancia
- los amigos
- los amigos que ya no están
- bucear en la olímpica
- fútbol a mediatarde
- mi abuelo, mi abuela, mi abuelo, mi abuela
- las raquetas y las pistas de tenis
- aficiones nuevas
- aficiones olvidadas
- volar
- el Real Armada
- los amores no correspondidos
- los amores no declarados
- los piques con los amigos
- las penas que no se van
- Miyamoto
- Asimov
- Beethoven
- los cigarros de papel
- las hogueras en la iglesia
- el cura de los domingos
- mis sueños frustrados
- Sócrates, Platón y Aristócrates
- la bolera
- patinaje sobre hielo
- el nirvana
- dance, techno y progressive
- heavy metal, rock y chill-out
- Silvio, Bergia y Aute
- judo, natación, fútbol y tenis
- ser, estar, no ser y no estar
- las primeras veces
- Super Nintendo
- las petadas
- el TXT
- el chocolate, los helados y toneladas de azúcar
- la guitarra que no fue, el teclado mal tocado
- el pub de siempre
- liebre
- con gente pero solo
- la ropa que no fue con la ropa que es
- el rinconcito prohibido
- 6ª y 7ª vértebra
- las risas y las sonrisas
- mi sentido de la orientación
- los Reyes Magos, Papá Noel y el Ratoncito Pérez
- los estudios con los no estudios
- hacerse mayor
- la lluvia
- el mar, el agua, la nada

domingo, 19 de noviembre de 2006

Estigio

Estigio, Estigia, Estige, Estix... en la mitología griega, uno de los ríos de los Infiernos. Sus aguas negras y ponzoñosas formaban una zona pantanosa e intransitable, a orillas de la cual se apiñaban las sombras errantes de los muertos que no habían recibido sepultura.