viernes, 15 de diciembre de 2006

Feelings

Hace unos días me dijo uno de mis mejores amigos que "nunca me había visto llorar pero que debería de haberlo hecho".
Esta frase me hizo reflexionar acerca mis sentimientos y de cómo los expreso hacia las personas que me importan. ¿Por qué me cuesta tanto mostrar mis sentimientos?

No soy muy dado a hablar de mi vida personal, la gente con la que me relaciono ya lo habrá notado; soy demasiado mío. Pero la cosa se intensifica cuando se trata de expresar mis sentimientos.

La primera vez que lloré, al menos la primera vez que mi consciencia recuerda, fue con 12 años. Era una mañana de domingo, me levanté temprano para hacer un trabajo de religión, la única que había en casa era mi madre; me puso el desayuno y se fue con unas amigas. Después de desayunar me senté en la mesa dispuesto a hacer el trabajo. De repente una sensación de soledad me invadió, me sentía como si estuviese sólo en este mundo. Sin darme cuenta, aquel libro de religión estaba empapado de gotas de agua salada. Nunca me había ni me he vuelto a sentir así.
Por duro que parezca, nunca más he vuelto a llorar. Y es un sentimiento que te agobia hasta morir; te sientes triste, tienes ganas de llorar... pero eres incapaz de exteriorizarlo.

Recuerdo una noche hará 7 años. Estaba yo durmiendo plácidamente cuando mis padres me despertaron de golpe, mi abuelo materno acababa de morir. Repentinamente noté como el corazón se me convertía en agua y me subía hasta la garganta. Sentía unas ganas imperiosas de llorar, sin embargo era incapaz, las lágrimas se habían obstinado en permanecer de por vida dentro de mi.

Ésta escena me ha ocurrido muchas más veces a lo largo de mi vida, sentir la necesidad de exteriorizar un sentimiento del cual, muy a tu pesar, no eres capaz de ello.

Por suerte este sentimiento de incapacidad llegó a su fin hará unas semanas, en un tren de vuelta de Sevilla a Madrid. Noté como las lágrimas empezaban a cobrar vida propia y a escapar de mí. Por raro que parezca sentí que cada una de esas lágrimas que huían se llevaban pequeñas partículas de dolor, el dolor era desterrado de mi cuerpo. Por poco que fuese me empecé a encontrar mejor.
¡Que a gusto se queda uno cuando suelta todo lo que ha acumulado en años!


Todo este rollo era para decir que espero ser más consecuente con mis sentimientos y, al menos, compartir una pequeña porción con vosotros.
Besos, perras ;)

1 comentarios:

Anónimo

Llorar, aunque cueste, es la mejor manera de calmar el alma y de sentirte mejor uno mismo. Además sipuedes buscarte un sitio donde tu estes tranquilo y nadie te moleste, lo haras con mas gusto. Sigue esa terapia que es buena, te lo digo yo, que de pasarlo mal se un rato.

Un saludo fiera y animo.